Julia Alvarez Iguña

Julia Alvarez Iguña
Lic Julia Alvarez Iguña

Vida Cotidiana

Psicología on Line

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Psicología aplicada al Golf

Sos un entrenador tónico o tóxico



Los entrenadores tienen muy buena voluntad y disposición para sus jugadores, pero a veces, no piensan en que es lo mejor para sus deportistas. Casi siempre todo se centra en resultados, sin tener en cuenta que es lo que le pasa a cada uno en particular como ser humano, en sus presencias y en sus ausencias, en que siente, que piensa, por que entrena, porque juega.


Mas allá de ser jugador, el deportista es una persona, que necesita ser valorado, sentirse tenido en cuenta por esa figura significativa que es su entrenador. De allí nacerá la confianza básica, que influirá en una mayor cooperación y responsabilidad. A veces, la presión es enorme, y el jugador debe estar preparado para afrontarla. Al sentirse sostenido, al saberse no evaluado, por “esa persona” fuera de la cancha que confía en él, jugará  más libremente. Ese sentimiento de sentirse seguro y aceptado, permitirá que concentre todos sus esfuerzos en la tarea a realizar.  

El exceso de recomendaciones antes de salir a un partido, son contraproducentes. El deportista, ya de por sí, se siente presionado por las emociones pre-competencia, y no escucha mucho de lo que se dice, ya que su cabeza está en otro lado.  Cuando el jugador, o el equipo, se siente demasiado angustiado, bastará con las palabras  “Bien, no hay nada en que temer.  Creo que ustedes pueden lograrlo. Confío en ustedes". De esa manera se estará aportando la dosis de valor necesaria para asumir el riesgo que conlleva todo deporte.

¿Cuáles son las necesidades de tus jugadores?

¿Qué es lo que necesitan de vos?

Cuando hablas, ¿lo realizas de manera tranquila, o tenés el hábito de gritar, y desvalorar a tus jugadores cuando no se ha alcanzado el objetivo? 

Si te enojas cuando no salen las cosas, el primero en demostrar poca tolerancia a la equivocación sos vos. Entonces ¿Cómo querés que tus jugadores reaccionen ante una falta? Da tu ejemplo con la palabra. Sostenélos en el aprendizaje y no en las críticas y la desvalorización.  

Si sos de los que gritan,  sin darte cuenta estás demostrando tu inseguridad. Cuando una persona grita, en lugar de hablar, es porque se siente herido en su estima, y el grito es una manera de protegerse, imponiendo autoridad, que es lo que le falta. Si vos gritas, ellos van a gritar en la cancha y se van a desconcentrar. Demostrá que te sentís bien con ellos, que los aceptás.
No seas impulsivo. Antes de actuar, reflexioná y pensá lo que vas a hacer y decir. El impulsivo es el que no posee la capacidad de ver las cosas en su totalidad, y salta por un detalle, sin medir la consecuencia. No piensa, actúa, se acelera, imposibilitando distinguir lo racional y lógico del presente real



Julia Alvarez Iguña







Nada en la vida es fácil

Nunca se ha dicho que la victoria es fácil. Pero no es imposible. Solo el pasado es imposible, pero el futuro depende de las “posibilidades de cada uno”. Llegar implica esfuerzo, constancia, lesiones, paciencia, discusiones, ruidos, caídos en el camino. 

En cada prueba, en cada partido, la actitud es lo que determina la altitud de un deportista. La permisividad y la comodidad de los resultados, son el caldo propicio para el estancamiento y la frustración. Siempre hay un plus por el que luchar. 

La grandeza interior, el desarrollo grupal, la grandeza de un equipo no es gratis, sino  pregúntenles a los que están acostumbrados a andar por las cimas. Ellos no miran a los costados, solamente en lo que está por suceder. La vida es un ascenso constante, tiene sus curvas y paradas, a veces el ritmo es lento, pero luego con el “segundo aliento”, se recupera lo perdido. 

El éxito es atemporal, puede estar cerca o lejos. Ayer fue hoy, y hoy será mañana. Así que, levántate de nuevo, pelea por algo en la vida, pero que sea verdaderamente tuyo, y cuando lo consigas levanta tu bandera y jugáte por tu sueño. La pelota es tuya, dependerá si la sabes jugar, si la pasas… o simplemente si la dejas caer.

Julia Alvarez Iguña

Principios de la filosofía Zen aplicados al deporte

Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a la casa de un maestro Zen. Al llegar se presenta a este, contándole  todos los títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos estudios. Le comenta que ha venido a verlo, para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.
El maestro  lo invita a sentarse, y ofrecerle una taza de té. Sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiéndolo, aún después de que la taza está llena. Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té, se escurre por la mesa.
El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo? Hasta  que no su vacíe su taza, no podrá aprender nada"


El Zen en el deporte está muy de moda. Las técnicas de yoga, de relajación, la filosofía de la no acción, de dejar plena libertad de juego, son aspectos que comienzan a tenerse en cuenta. Toda esta cultura Zen, comenzó luego de la obra de vanguardia de Herrigel sobre el tiro con arco, la que ha tenido entrada en las teorías de entrenamiento.
Tim Gallwey ha escrito libros sobre el “juego interno del tenis” y Rohé sobre “el Zen del deporte de correr”. Otros intentan utilizarlo en el slalon gigante (Blackburn), los esquiadores alpinos. El ya gran legendario Steve Jobs, el actor Richard Gere, el golfista Tiger Woods, así como otros muchos personajes famosos en el mundo del deporte, negocios, artistas, arte y otras disciplinas, tienen en común, que han practicado los principios del budismo, para lograr la serenidad y confianza en lo que realizan, con éxito en sus actividades. Despejar la mente es el principio de la filosofía Zen.

La filosofía Zen ha influido mucho en la psicología del deporte. Sus conceptos se aplican en trata de buscar la sabiduría, más allá de la razón, por medio del autoconocimiento interior, y no del conocimiento racional lleno de juicios y temores. En la medida que un jugador posee una mente sana y abierta a la realidad, libre de inquietudes y temores, se encuentra con una mayor capacidad de concentración y focalización en la tarea. También se la llama la filosofía del “aquí y ahora”.

Si bien deriva del budismo, no es una religión. Es una disciplina que estudia la mente, dotándola de herramientas para luchar contra la nueva enfermedad de moda, que es “el estrés”. Y si hablamos de estrés, que mejor que aplicarla al deporte. El deporte es competencia, es tensión, es presión, es medirse con una realidad que golpea y midiéndonos más en nuestra capacidad de reaccionar, que en nuestra manera de jugar.
Según este cuento Zen, se trata de vaciar la mente de pensamientos y emociones y centrarse en la conciencia plena del presente. Vaciarse no significa amor y paz, abandonar la inteligencia y jugar de acuerdo y como Dios quiera. Es capitalizar todo el conocimiento adquirido, y desplegarlo en la acción sin dudas ni juicios. 








Un gran maestro Zen dijo, la mente de un principiante es una mente abierta a las posibilidades, con hambre de aprender como un recipiente vacío. Si tu mente está abierta, libre de pre-conceptos, es una mente inquisitiva, receptiva a lo que pueda pasar, y reactiva a la respuesta. Cuando las cosas se ponen mal en el juego, tendemos a llenar la taza de terribles pensamientos. Metemos ahí todo, hasta que la taza se llena, y nos vamos por completo del partido. 




Permanecemos más en el interior, tratando de encontrar respuestas a tanta información. Es cuando debemos retornar a la mente de principiante, en volver a vaciar la taza y jugar desde una mente libre. También podemos encontrar otros tipos de tazas. Cuando la taza esta boca abajo, es cuando el jugador se encuentra sumergido en la omnipotencia de eterno saber y poder, por lo tanto nunca presta atención, ya que él lo sabe todo. Cuando la taza esta boca abajo, no importa cuánto quieras verter en ella, que nada entra. Aprende a jugar con intuición, y con lo mejor de cada uno. Juega, respira, no pienses. Acuérdate de vaciar tu taza, no interpretes, selecciona la información, anula lo negativo.  En una mente llena no hay espacio para un buen rendimiento deportivo.

Julia Alvarez Iguña

Desarrollando la humildad como primera habilidad grupal

“Mejores personas, forman mejores equipos”



Dondequiera que juegues, sea cual sea el éxito que has alcanzado, pertenezcas o no a uno de los más importantes equipos, seas capitán o seas principiante, un entrenador o un jugador, una de las cualidades que tiene que sobresalir en todo ámbito deportivo, y en toda persona, es la humildad.
Este fue uno de los aspectos que influyeron en el resurgimiento de los All Blacks, luego de su caída en el mundial de rugby del 2004. Para ese entonces, ante la ausencia de resultados, el desorden, y la falta de disciplina, muchos jugadores estaban por ser sacados del plantel. Fue así que su coach, Graham Henry, decidió realizar un cambio drástico desde sus fundamentos, implementando diferentes acciones a seguir.




Hoy voy a centrarme en una de ellas. Graham la denominó, “Barrer los galpones”, “Sweep the Sheds”, la cual, también podría aplicarse a muchos equipos y personajes, que se encuentran hoy en día en el ámbito deportivo. Quiero aclarar, que estos temas, no son simplemente cosas que se me ocurren, sino cuestiones que surgen continuamente en mi consultorio, por jugadores y entrenadores, como temas a trabajar, y que influyen en la performance de toda persona o equipo.
Sorprendentemente, podemos decir, que una de las virtudes de los All Blacks es la humildad. Pues sí, eso es lo que han estado entrenando. Paradójicamente, luego de un match, si bien muchos sueñan con la gloria en llegar a ser famosos como ellos, después del partido, hasta el mismo Richie McCaw, y Dan Carter tomaban una escoba y se encargaban de la limpieza y el orden del lugar. Debían ocuparse de la limpieza de su vestuario, el barro, las vendas, juntar las camisetas, las medias, toallas y calzados. Todo debía quedar en su lugar.
Esta acción es un ejemplo de la humildad personal que se debe poseer, y fue uno de los valores cardinales que se trabajó en el equipo. Es imposible alcanzar el éxito, sin tener tus pies bien plantados sobre la tierra, sin reconocer que tu realidad es la misma de los demás, en aceptarte con tus habilidades y defectos, sin vanagloriarse por ellos.

La humildad es una parte fundamental de la cultura. Nadie está por encima ni por debajo, y por esa razón, todos en el grupo tenían que seguir el whanau, a sus tradiciones, valores y cultura de sus antepasados. Recordemos que whanau, es un término maorí, que significa familia, pero con un significado más complejo que incluye las dimensiones físicas, emocionales y espirituales.
Un equipo es como una familia extendida, donde se cambia el yo, por el nosotros, donde nadie es más importante que el resto, donde no existe el jugador estrella, y cada uno desempeña una función en particular. La humildad comienza en el nivel interpersonal de la comunicación entre sus pares, permitiendo que surjan preguntas, donde nadie en particular conoce las respuestas, sino simplemente cada uno colabora en la solución. Este sentido de unidad, de fusión, de hermandad, de sencillez, de modestia, de compartir, son los valores que le dan sentido al grupo.



Sobre estos elementos claves de la interacción, es donde se trabajó, haciendo hincapié, más sobre la persona y su carácter, que sobre el talento, ya que sin buenas personas no existe equipo. Este fue otro lema base de trabajo. “Better People, Make Better All Blacks”, “Mejores personas, hacen mejores jugadores,”
Desde el punto de vista psicológico, la humildad es un rechazo de la vanidad y la presunción, donde la modestia y la discreción, mejoran las demás virtudes y enriquece la personalidad. No debemos confundir humildad con debilidad, la humildad es opuesta a la soberbia. Una persona humilde no es pretenciosa como lo es una persona o un equipo soberbio, quien se siente que las conoce todas, y generalmente, hace las cosas por sobresalir.

"Never be too big, to do the small things that need to be done"

Julia Alvarez Iguña
j.iguna@hotmail.com


Entrenamiento físico y mental

El deporte nos convoca a divertirnos, lograr objetivos, superarse a sí mismo,  competir. Valores que cada jugador debe asumir, centrándose en una filosofía en común para  concretar  metas individuales y grupales.
Actitud, respeto, disciplina, compromiso, son palabras claves a la hora de establecer la misión y visión  de un equipo.

Llegar temprano, con el equipo completo, respetando horarios y consignas del entrenador, haciendo un “buen vestuario caliente,” para entrenar luego en silencio,  son todas acciones que van configurando los cimientos de una alta cohesión grupal

El entrenamiento es un proceso de tareas y metas a superar. Implica esfuerzo, resistencia, exigencia en cuanto a horas de práctica, sacrificio en el aspecto social, disciplina en alimentación y horas de descanso etc... Es un proceso para ir mejorando constantemente técnicas y aprendizajes que luego se verán plasmadas en el partido.  

El entrenamiento es de por si una tarea monótona, cansadora  y repetitiva, y requiere una “alta motivación”. Por ejemplo luego de un día agotador o lluvioso, aparecen sentimientos de displacer, desagrado, que llevan a buscar una excusa para no entrenar; se llega mas tarde, se practica sin entusiasmo, sin calidad,  sin objetivo de crecimiento, donde no se tiene en cuenta  la palabra respeto por el otro y por el grupo.

Son situaciones que hacen olvidar su verdadero significado. El entrenamiento no es un resultado, son objetivos que nos hacen avanzar semana a semana. Es la identificación de lo que queremos. Nos expresamos a través de ellos, a los que les ponemos piernas y empezamos a competir  por alcanzarlos.

Debemos tomar ese tiempo con absoluta seriedad y compromiso. La pasividad y la indiferencia son los peores enemigos del jugador de rugby.
Es cierto que se necesita tiempo para distenderse luego de un agotador día laboral, y poder estar con  amigos, pero se debe comprender que éste es el único tiempo físico y mental que se tiene para mejorar nuevas habilidades técnicas, tácticas, físicas y psíquicas.

En entrenamiento debe prevalecer  la importancia de la calidad por sobre la cantidad.
Lo mucho no es sinónimo de bueno. Mente y cuerpo deben actuar en conjunto. Es imposible realizar una acción, cuando la mente divaga, cuando no estamos concentrados atendiendo a lo que hay que atender en diferentes situaciones de juego. Cuando se entrena, se entrena; luego habrá tiempo para distenderse y hablar. Es poder jugar el rol de cada momento, en entrenamiento soy jugador, para más tarde ser amigo.

Entrenamiento es precisamente eso: un tiempo para entrenar, física y mentalmente, ya que las habilidades  mentales, como la atención, concentración, también son aspectos a entrenar  en la práctica, y poder repetirlas en el partido del sábado.

Ningún juego es ganado sin la voluntad de ganar, sin la voluntad de entrenar. Para eso debes estar motivado en dar lo mejor de vos, para vos, en ser cada día mejor, mas allá de los resultados de un partido, esos valores internos son el combustible de los objetivos. Sin valores no hay objetivos de superación

Cuanto mayor sea la adversidad, mayor será la oportunidad de valorarse por el esfuerzo y la perseverancia implicada.  La aceptación de los valores y el espíritu del rugby, es lo que también se ira automatizando por medio de la repetición de conductas que iran formando hábitos.
    



Cada jugador tiene diferentes motivaciones  referentes al deporte que practica, y de ellos dependerá la intensidad, cantidad y calidad de energía  que despliegue en esa dirección.

Entrenamiento y partido son sinónimos de un mismo objetivo. El logro de un  resultado. En el partido se podrá ganar o perder. Lo mismo sucederá en un entrenamiento, podré ganar ese día, o simplemente haber estado presente. En el primer caso, el resultado estará relacionado a la motivación interna de ser cada día un mejor jugador,  de haber ganado una simple batalla conmigo mismo.

La fortaleza mental esta relacionada  al entrenamiento de la voluntad, la motivación, la superación de situaciones estresantes, sentir y superar el aburrimiento, ganarse a si mismo en todo y en cada acción,  capacidad de resolver y enfrentar  problemas,  donde el placer es obtenido a través del esfuerzo,   y no solamente por medio de los resultados, el premio, el éxito o los aplausos...

Lic Julia Alvarez  Iguña

Neurociencias. Re-programando la mente


Cerebro y mente no es la misma cosa. Tu cerebro, es un órgano que se encuentra en la cavidad craneal, que presenta gran cantidad de neuronas y conexiones. La mente, es la actividad mental encargada de procesar la información, formada por pensamientos, y emociones, que corren por su proceso operativo.
Para entender este concepto podemos referirnos a la metáfora del ordenador. Nuestro cerebro actúa como una computadora, capaz de realizar funciones difíciles y complejas. Podemos denominarlo, "el hardware", la materia física de la máquina.
La mente sería su "software", el programa que tenemos instalado, formado de experiencias, recuerdos, y situaciones grabadas en el archivo de nuestra memoria, y que forman parte de nuestras “creencias inconscientes”.
Son estas creencias o convicciones de lo percibido, las que influyen en nuestro comportamiento. Esta realidad, no siempre concuerda con lo externo, es interpretada, a partir de nuestros conocimientos, experiencias, deseos, temores, recuerdos, etc. Es decir captamos la información, más o menos pura, y la interpretamos según lo que estamos viviendo.
Esta realidad recordada, ha sido una realidad percibida en algún momento de tu vida, y, al ser recordada, también es inventada en alguna parte de su contenido. Podemos olvidar parte de la información, por ser dolorosa, o reforzarla por ser placentera.
Cada vez que tenemos que realizar una acción cargada con la misma emoción actuamos de la misma manera, ya que toma como punto de referencia esas experiencias pasadas. Podríamos hablar de un jugador muy habilidoso, pero que no puede avanzar en sus logros, ya que continúa respondiendo desde un software antiguo y disfuncional. Hoy en día, el deporte ha cambiado. Las presiones son más intensas, y hay que saber manejar muy bien la parte emocional para sostener una competencia. De allí de la necesidad de reprogramar la mente, para encontrar nuevas respuestas a viejos comportamientos.
Solemos escuchar “siempre me pasa lo mismo”, y es una gran verdad, ya que se sigue actuando desde el mismo canal, y hoy en día, es imprescindible usar bien la mente, para modificar y cambiar también el cerebro. Podrás desempeñarte bien en tus actividades, si tu cerebro funciona adecuadamente
A partir de todas las investigaciones y avances realizados por la ciencia, en especial las neurociencias, hoy es posible realizar ese cambio. Muchos estudios reflejan que la ira, la depresión, problemas atencionales, trastornos de ansiedad, no son puramente psicológicas, sino que están relacionadas al funcionamiento químico del cerebro, donde el estrés es su disparador principal.
Estamos en épocas de cambio. Hemos comenzado un año nuevo. Aprovechemos también para realizar cambios en nuestra manera de pensar y actuar. Re-programemos la mente, limpiemos nuestro ordenador de basura, e instalemos programas eficaces, rápidos y funcionales.
El cambio es difícil, cuesta desprendernos de territorios conocidos y seguros. Se requiere voluntad, esfuerzo y paciencia. Pero también tenemos el derecho a ser felices, dejando atrás antiguas creencias. El cambio es posible, la decisión es tuya.
Julia Alvarez Iguña
j.iguna@hotmail.com

Cambiando la mente de rojo a azul

Para poder regular estados alterados de ánimo, y conservar una actitud positiva, ante situaciones impredecibles, se implementó una simple técnica, para mantener a los jugadores enfocados en la acción.

Esto comenzó a implementarse, luego que Gilbert Enoka, entrenador de habilidades mentales de los All Blacks, incorporó al staff, a Ceri Evans, un afamado psiquiatra de Nueva Zelanda, explicando el funcionamiento del cerebro bajo estrés, y trabajando en una habilidad psicológica, para manejar la presión. Esta es la conocida técnica “Mente Azul”, o “Mente Roja”, ya mencionada en otros artículos, intensificando un poco más en sus conceptos.

Su objetivo puede sintetizarse en:
·        Pensar con claridad en situaciones de tensión, influyendo en el resultado de una conducta. Para ello, el jugador debe percibir las sensaciones de su cuerpo.
  • Reconocer cuando la presión llega, y estar listos para manejarla.
  • Evitar caer en estados de desconcentración y distracción.
  • Permanecer enfocados, y tomar buenas decisiones.

El deportista está presionado por una infinidad de estímulos, la competencia es dura, y las personas mejor preparadas mentalmente, desarrollan una mejor calidad de juego y de vida, evitando caer en estados de vulnerabilidad, produciendo asimismo, un cambio en la cultura personal en el proceso, gracias al desarrollo de la fortaleza mental.

La idea central, es crear como “un termostato emocional”, que nos informa sobre distintos estados de activación. Cada situación que experimentamos, libera una respuesta emocional y fisiológica, preparando el cuerpo para la acción. Esa información se transmite a nuestro cerebro, que lo analiza, y compara con situaciones pasadas, enviando un mensaje al cuerpo, que prepara el cuerpo para luchar, si estamos tranquilos, o huir o inhibirse, ante situaciones de peligro.
Una vez que una emoción se disparó, es difícil de manejar, y si ésta es muy fuerte, nos paraliza. Como resultado, resulta difícil la toma de decisiones, la atención comienza a disiparse entre lo encontrado y lo temido. Se dificulta la capacidad de pensar con claridad, el mundo interno se achica, ya que se reacciona a lo que imaginariamente puede suceder. 
 Todos hemos creado historias en torno a un evento. Estos recuerdos están grabados en nuestra mente, y para protegernos de volver a sentir esa misma emoción desagradable, nuestro psiquismo, crea mecanismos de alerta, para no repetir esa sensación, o sea, no es la situación en sí, sino evitar que la antigua emoción vuelva a aparecer, y que se trata de evitar.
Aquello que crees de vos, afecta la forma de jugar, te convertís en esa acción. El pensamiento negativo cambia la química del cerebro, le das de comer a tus creencias, y pasas a jugar desde ese lugar, sin pensar.

Los entrenadores pueden distinguir en el juego, como se encuentra el jugador, indicándole que está al rojo vivo,  o en azul, fortificando su “calma actitud” ante la presión, la cual también actúa a modo de reforzador positivo, donde el jugador tratará de repetir esa acción, para volver a sentir el reconocimiento de su entrenador.
Esta técnica se aplica a todos los deportes, como también a problemas de la vida cotidiana,

Lic Julia Alvarez Iguña
Psicología del deporte de Alto Rendimiento
@igunajulia


Los chicos juegan, los padres alientan.


La educación y trasmisión de los valores del deporte, no sólo es tarea del entrenador y su club, sino principalmente de los padres. Los padres educan más con el ejemplo, que con las palabras, son un modelo a seguir, favoreciendo que el deporte aporte enormes beneficios, o se transforme, en un elemento constante de presión.
Cuando uno es pequeño no compite, juega para estar con sus amigos, aprender un deporte, sentirse bien, divertirse. Se quiere ganar, pero para sobresalir, para sentirse reconocidos por su familia, una de las elementales necesidades del ser humano, pilar donde se funda la confianza y la autoestima.
Las presiones de los padres son las que más les afecta, ya que en esa relación, está involucrado el cariño de los que más se ama, esperando esa mirada en espejo de apoyo, delante de los cuales necesita sentirse reconocido y aceptado.
Muchas veces los padres gritan, los chicos juegan, y es en la competencia, cuando se ven sus peores cualidades.
Los padres deben apoyar la tarea del entrenador, respetar su función, alentar, no destruir, cambiar la pregunta ¿te divertiste? por la de ¿ganaste? sin personalizar a los chicos como ganadores, o perdedores, y transmitiendo la idea, de que la victoria no lo es todo. Lo más importante, es como se logró, premiando el esfuerzo, y la dedicación.
Cuestionan las decisiones del entrenador, o del réferi, faltan el respeto, hasta llegan a insultar, si no les es de agrado la decisión tomada. Esta es una manera de saltar jerarquías, no respetando funciones y roles específicos; el padre es padre, el entrenador es entrenador, el réferi es réferi. En estos casos de “padres entrenadores”, el niño se encuentra entre dos fuegos, escucha una doble comunicación, y no sabe a quién hacer caso. Haga lo que haga, no acertará, ya que la duda, la confusión, lo bloquean, y no quiere quedar mal con nadie.
El modelo perfeccionista de algunas personas se traspasa a los hijos. Es que, si nosotros somos perfectos, ansiamos la perfección en nuestros hijos, pues son nuestros. Son los padres narcisistas, que no permiten un error, y critican a sus hijos, ya que ellos no pueden equivocarse. Y tus hijos, no son tus hijos. Son hijos de la vida. Acéptalos, dejálos crecer, y levantar vuelo por sí mismos.
En otros ejemplos, cuando los padres no respetan al contrario, lo verán como un enemigo a quien derrotar, más que como a un rival con quien jugar, y cuando la familia, no atiende ni alienta en los partidos o entrenamientos al niño, lo percibirá como una falta de interés en sus logros, y en su persona, una de las principales causas del abandono deportivo.
Es cierto que todos quieren ganar, pero el deporte también te enseña, que no todo se puede tener, que no siempre todo sale como lo planeamos. El deporte contiene gran parte del drama de la vida, frustración, caídas, incertidumbre, dolor, y se debe ayudar al niño a tolerar estas situaciones, de tal forma, que pueda dar siempre lo mejor de él, transformando al deporte en una sana y constructiva manera de aprender, y formarse como persona.
Aquellos que reciben el apoyo de su familia, pueden disfrutar, divertirse, entran a la cancha tranquilos, esperando compartir un sano tiempo con sus amigos, sabiendo que sus padres están ahí afuera para acompañarlos, no para criticarlos, o presionarlos, sino para ir construyendo confianza, apoyo y autoestima, herramientas tan necesarias en su formación. El deporte es una manera de canalizar las emociones, y la agresividad. No bloqueemos esa sana finalidad para tener hijos sanos física y mentalmente. Que el deporte sea para él, una manera saludable de aprender, divertirse y formarse plenamente como persona.
Lic Julia Alvarez Iguña
Psicología del deporte de Alto Rendimiento
j.iguna@hotmail.com
@igunajulia

Neurociencias. Conociendo el mecanismo del estrés.


¿Por qué las cebras no tienen úlcera? es el título del libro de Robert Sapolsky, científico y escritor estadounidense, profesor de Stanford, en el cual explica, cómo el estrés influye en el comportamiento humano, y para una mejor comprensión del tema, lo compara al mecanismo animal. Ante situaciones de peligro, los animales sienten miedo, y descargan componentes químicos, que lo preparan para la lucha o la huida. Para un mamífero, ésta situación significaría:

a) te van a comer en los próximos dos minutos, o,
b) estás a punto de comer una presa.

Correrá para salvarse, o correrá para atraparla, pero al poco tiempo, se olvidará del hecho, para volver a su equilibrio anterior (homeóstasis), donde no queda registro de lo sucedido.
Pero este mecanismo no sucede igual en los seres humanos, ya que, ante un posible peligro, entra en juego el pensamiento, y a los seres humanos, “nos encanta demasiado pensar”. En el deporte, en la vida, siempre está presente el miedo. El miedo es una emoción adaptativa, que nos previene de posibles amenazas. A veces, se dispara sin un riesgo inminente, ya que basta con que creamos que algo va a pasar, para que se disparen sustancias químicas y hormonales específicas que activan el sistema nervioso, acelerando el ritmo cardio-respiratorio, para obtener la energía necesaria para salvar la vida al huir de la situación de peligro.
El ser humano es no tolera la incertidumbre. Y es por eso que vivimos continuamente interpretando la realidad. Le damos mil y una vueltas a las situaciones que están a nuestro alrededor, llegando a imaginar el peor de los escenarios posibles.
Los episodios cortos o infrecuentes de estrés representan poco riesgo. Pero cuando las situaciones estresantes se suceden sin resolución, el cuerpo permanece en un estado constante de alerta, generando un desgaste fisiológico en el organismo, con síntomas de fatiga o daño físico, disminuyendo la capacidad recuperación. Como resultado, el e prolongado de estrés, aumenta el riesgo de lesión o enfermedad.

Para lograr su objetivo, la cebra, no se puede distraer. Debe estar muy atenta a todo lo que le rodea, qué camino escoger, hacia qué lado correr, porque con ella va la vida.
Lo mismo debería suceder con las personas, en este caso los jugadores. Estar atentos para realizar una acción, de la mejor manera posible, dejando de lado los pensamientos, y cualquier otra interpretación, porque con la distracción y el miedo, no se le ira la vida, pero sí, se le va el resultado.

Julia Alvarez Iguña







Jugando en equipo

El espíritu de un equipo surge, cuando se reconoce que el triunfo no es de uno solo, sino de los diversos roles que se conjugan en común, cuando cada jugador toma el desafío de ser lo que se propone, lo que se espera de él, divirtiéndose, y aprendiendo en el proceso de crecimiento grupal.
Un equipo puede preguntarse
¿Qué podemos hacer para crecer esta temporada?
¿Cuál es nuestra identidad, nuestra marca?
¿Qué es lo que queremos lograr, y como lo vamos a conseguir?

Si bien es una pregunta individual, la respuesta depende de la colaboración de los demás integrantes del grupo. De nada vale decir, quiero jugar cada vez mejor, si mis compañeros no me acompañan en ese objetivo. Se puede tener muchas ganas, pero el resultado está en función de las combinaciones del equipo.
Un equipo funciona cuando sus jugadores están en la misma sintonía, cuando pueden dialogar de frente, las cosas que les gusta, y las que le molesta, cuando no se habla a espaldas de los compañeros o el entrenador, cuando se respetan los tiempos de entrenamiento, y la llegada a los partidos, cuando no se está esperando que el titular se lesione o juegue mal para entrar. Se puede tener un equipo lleno de talentos, pero si funcionan individualmente, son quejosos, faltan, cometen infracciones, no respetan, discuten, son factores que producen que el grupo no funcione, drenando la energía, y bajando la motivación de los demás.
Equipo significa apoyo defendiendo, y atacando. No sirven los hombres aislados. Cada jugada es el resultado de una suma de esfuerzos, de una multiplicación de posibilidades, de un sinfín de riesgos, pero al mismo tiempo, confianza en el que corre al lado, sabiendo que va a estar cuando finalizan o se agotan las posibilidades, o repertorios de juego.
Si yo no confió en mi compañero, si le tengo bronca, si me peleé con él en el entrenamiento, seguramente que no le voy a pasar la pelota.
Tenemos que separar amistad de jugador. Cuando estás en la cancha sos parte de un equipo, sos jugador, cuando salís sos amigo, y podrás resolver tus problemas personales. A la cancha no se entra con emociones no resueltas, se sale a jugar. No podemos esperar que todos sean íntimos amigos, siempre encontraremos diferencias, pero en el partido son todos iguales, nadie brilla más que el otro. A la cancha se sale a ganar, no a hacer relaciones sociales. En un partido no se puede elegir con quien jugar, vas a salir con el que mejor este jugando. Eso habla de la función del jugador.

Para eso es necesaria una buena comunicación entre las partes. Para que circule bien la pelota, es necesario que circule bien la palabra. Si en un momento, a un jugador se le escapa la pelota o no llega, no impedirá que se la vuelvan a pasar en la próxima, porque confían en él. Un gran equipo no se queda en el error. Un gran equipo se ocupa del contrario, y no “lloriquea” ante una mala jugada.
Cuando estés en la cancha no pienses en ti, piensa en el equipo, piensa en tu responsabilidad.
 “No preguntes qué pueden hacer tus compañeros por ti. Pregunta qué puedes hacer tú por tus compañeros” (Magic Jonson, ganador de oro olímpico, uno de los 50 mejores deportistas en la historia de la NBA).
Lic. Julia Alvarez Iguña
Psicología del deporte de Alto Rendimientoj.iguna@hotmail.com


Principios de la filosofía Zen aplicados al deporte

Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a la casa de un maestro Zen. Al llegar se presenta a este, contándole  todos los títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos estudios. Le comenta que ha venido a verlo, para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.
El maestro  lo invita a sentarse, y ofrecerle una taza de té. Sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiéndolo, aún después de que la taza está llena. Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té, se escurre por la mesa.
El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo? Hasta  que no su vacíe su taza, no podrá aprender nada"

El Zen en el deporte está muy de moda. Las técnicas de yoga, de relajación, la filosofía de la no acción, de dejar plena libertad de juego, son aspectos que comienzan a tenerse en cuenta. Toda esta cultura Zen, comenzó luego de la obra de vanguardia de Herrigel sobre el tiro con arco, la que ha tenido entrada en las teorías de entrenamiento.
Tim Gallwey ha escrito libros sobre el “juego interno del tenis” y Rohé sobre “el Zen del deporte de correr”. Otros intentan utilizarlo en el slalon gigante (Blackburn), los esquiadores alpinos. El ya gran legendario Steve Jobs, el actor Richard Gere, el golfista Tiger Woods, así como otros muchos personajes famosos en el mundo del deporte, negocios, artistas, arte y otras disciplinas, tienen en común, que han practicado los principios del budismo, para lograr la serenidad y confianza en lo que realizan, con éxito en sus actividades. Despejar la mente es el principio de la filosofía Zen. 

La filosofía Zen ha influido mucho en la psicología del deporte. Sus conceptos se aplican en trata de buscar la sabiduría, más allá de la razón, por medio del autoconocimiento interior, y no del conocimiento racional lleno de juicios y temores. En la medida que un jugador posee una mente sana y abierta a la realidad, libre de inquietudes y temores, se encuentra con una mayor capacidad de concentración y focalización en la tarea. También se la llama la filosofía del “aquí y ahora”.


Si bien deriva del budismo, no es una religión. Es una disciplina que estudia la mente, dotándola de herramientas para luchar contra la nueva enfermedad de moda, que es “el estrés”. Y si hablamos de estrés, que mejor que aplicarla al deporte. El deporte es competencia, es tensión, es presión, es medirse con una realidad que golpea y midiéndonos más en nuestra capacidad de reaccionar, que en nuestra manera de jugar.



Según este cuento Zen, se trata de vaciar la mente de pensamientos y emociones y centrarse en la conciencia plena del presente. Vaciarse no significa amor y paz, abandonar la inteligencia y jugar de acuerdo y como Dios quiera. Es capitalizar todo el conocimiento adquirido, y desplegarlo en la acción sin dudas ni juicios. Un gran maestro Zen dijo, la mente de un principiante es una mente abierta a las posibilidades, con hambre de aprender como un recipiente vacío. Si tu mente está abierta, libre de pre-conceptos, es una mente inquisitiva, receptiva a lo que pueda pasar y reactiva a la respuesta. Cuando las cosas se ponen mal en el juego, tendemos a llenar la taza de terribles pensamientos. Metemos ahí todo, hasta que la taza se llena y nos vamos por completo del partido. Permanecemos más en el interior, tratando de encontrar respuestas a tanta información. 

Es cuando debemos retornar a la mente de principiante,  volver a vaciar la taza y jugar desde una mente libre. También podemos encontrar otros tipos de tazas. Cuando la taza esta boca abajo, es cuando el jugador se encuentra sumergido en la omnipotencia de eterno saber y poder, por lo tanto nunca presta atención, ya que él lo sabe todo. Cuando la taza esta boca abajo, no importa cuánto quieras verter en ella, que nada entra. Aprende a jugar con intuición, y con lo mejor de cada uno. Juega, respira, no pienses. Acuérdate de vaciar tu taza, no interpretes, selecciona la información, anula lo negativo.  En una mente llena, no hay espacio para un buen rendimiento deportivo.

Julia Alvarez Iguña
j.iguna@hotmail.com

“Keep your head blue”. La técnica mental utilizada por los All Blacks.


Una de las técnicas mentales que han entrenado los All Blacks, está relacionada a la capacidad de mantenerse enfocados todo el partido, pudiendo controlar presiones. Para ello, han implementado una técnica que han llamado “Blue Head”, “Red head”, para evitar que sus cabezas caigan en estados peligrosos, aprendiendo a cerrar la mente a todo estimulo irrelevante, manteniéndose centrados en el proceso.
Esta técnica, está muy relacionada al manejo de la ansiedad, y el control de la activación. Recordemos que la activación, es un estado general y fisiológico del organismo, que varía en un continuo que va desde el sueño profundo, la desmotivación, hasta la excitación extrema y el descontrol, influyendo en la intensidad de la conducta, en relación a respuestas correctas o incorrectas, ante una situación determinante.

“Keep your head blue”, sería el estado ideal de juego.  Este pensamiento, los ayuda a evitar el pánico ante circunstancias manejables, para no llegar a una situación de total confusión, al que contrariamente llaman “Red head”.
Estos distintos cambios de estados mentales, enseña a reconocer en qué estado se encuentra el jugador, desarrollando la habilidad para realizar un rápido cambio, antes que la presión invada toda su persona.

Este método no tiene nada que ver con la confianza instaurada de por sí en cada jugador, sino una manera de manejar posibles situaciones, que pueden surgir en toda competencia. Funciona por medio de mantras, o palabras disparadoras, evaluando, centrándose en el presente, focalizándose en la respiración y las sensaciones del cuerpo, controlando los pensamientos irrelevantes o distractores. Asimismo, el deportista se encuentra jugando en su presente, sin quedarse preocupado por lo que puede suceder. Por ejemplo, en estas evaluaciones de estado, Richie MacCaw se queda mirado sus pies fijos en la tierra, otros se centran en un punto lejano del estadio, o utilizan distintas palabras, “basta”, “vamos”, “ahora”. Johny Wilkinson, solía mirar fijamente sus manos, para entrar en ese estado ideal de juego.


BLUE HEAD
·         Estado óptimo donde se encuentra totalmente situado en la tarea a realizar.
·         Suelto y relajado.
·         Concentrado, enfocado en la tarea.
·         Centrado en el presente.
·         Una mente calma, con capacidad de reflexión.
·         Conectado con la respiración y estados fisiológicos corporales.




RED HEAD
      Desesperación e incoordinación.
·         Centrado en el resultado.
·         Sobre excitado.
·         Ansioso y agresivo.
·         Tensionado e inhibido.
·         Desconcentrado y distraído.

       Para ello como técnica, te aconsejo, chequeá continuamente como está tu cuerpo, pensá en que número de activación te encontrás, si estás por encima de 100, tu cuerpo está acelerado, desconcentrado, nervioso, en los límites del rojo. Si te sentís enfocado en la tarea, en la jugada del presente, donde tu mente, tu cuerpo, tu respiración y atención es una sola, tu estado está dentro de los límites del 100% de activación óptima, o sea en estado azul. Eliminá todo tipo de pensamientos no relacionados con el juego, lo que pasó o puede pasar, solamente dedícate a dar lo mejor de vos, jugada a jugada. Motiváte por demostrar tu mejor juego, y olvídate de la palabra resultado, es imprevisible y genera tensión.


      
Para ello como técnica, te aconsejo, chequeá continuamente como está tu cuerpo, pensá en que número de activación te encontrás, si estás por encima de 100, tu cuerpo está acelerado, desconcentrado, nervioso, en los límites del rojo. Si te sentís enfocado en la tarea, en la jugada del presente, donde tu mente, tu cuerpo, tu respiración y atención es una sola, tu estado está dentro de los límites del 100% de activación óptima, o sea en estado azul. Eliminá todo tipo de pensamientos no relacionados con el juego, lo que pasó o puede pasar, solamente dedícate a dar lo mejor de vos, jugada a jugada. 

Motiváte por demostrar tu mejor juego, y olvídate de la palabra resultado, es imprevisible y genera tensión.

Lic. Julia Alvarez Iguña
Psicología del deporte de Alto Rendimiento

Carta a mi entrenamiento



Qué gran video, que nos hace despertar del letargo en el cual algunos fácilmente caemos. Entrenar es desarrollar conocimientos, habilidades para lograr el máximo potencial esperado.
Requiere tiempo, esfuerzo, acompañado de un gran cuota de voluntad.
Es un trabajo en solitario, invisible, el cual se disfruta en un entorno de privacidad, sin distracciones o interrupciones. Forma parte de la motivación interna de cada uno de nosotros, de lo que queremos llegar a ser, de sueños personales.
La autoestima se forma al ir cumpliendo los pequeños ideales de la vida. Pero esos ideales deben ser elevados, firmes, consistentes. Para poder llegar, debemos identificarnos con ese ideal y hacerlo carne.
 Gran número de personas fracasan principalmente, a causa de no haber encontrado una clara idea de lo que desean. Viven más de idealizaciones, de lo que les “gustaría” llegar a ser, que de ideales realistas a cumplir. 

La capacidad de esfuerzo está en cada uno de nosotros, pero se tiende más en querer a ser “como el otro”, sin siquiera saber cómo quiere ser uno mismo.
Sin esfuerzo no se consigue nada en la vida. Acostumbrados a la comodidad y al confort, surge la incapacidad, el conformismo. Nada sobresale, pero todo se reclama.
No es fácil caminar por el Sendero de la Vida, sin meritos y voluntad de seguir adelante. La meta es clara, pero el proceso colmado de obstáculos.

Tenemos el gran desafío de alcanzar la máxima victoria que un ser humano puede lograr. La victoria no es para dormir, ni ver la vida sólo pasar, chatear, googlear o twitear.
Llega una hora donde se debe buscar y encontrarse a uno mismo. Despertar del conformismo, encontrar el sendero que nos permita llegar a ser alguien por medio de un lugar llamado meta. Por más chiquita que sea, lo importante es que esté presente el deseo de crecer, de seguir con un proyecto, de ser uno mismo. Luego los desafíos irán creciendo, y necesitaremos de nuestra amiga la constancia; virtud que empuña la espada para llevarla a cabo.  
Donde estàs hoy, e imagina donde quieres llegar. El gran boxeador Maravilla Martínez, ya se visualizaba peleando en Las Vegas, antes de comenzar a boxear. Llegó, porque ya antes se había visto ahí.

Eres lo que piensas y piensas lo que eres. Es así de simple. Eres el producto de tus pensamientos y nadie podrá cambiarte, si no deseas cambiar. No mires fuera lo que se tiene dentro: cada uno es un universo regido por la propia mente, por la propia historia. Cuanto más pienses en este ideal, mayor será la tendencia de verlo realizado. El hombre llegar a ser. lo que piensa ser.

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Se el cazador de tus propios sueños. No mires atrás. Tu meta está adelante y lista para ser recorrida. ¿Are you ready?